
Martes, 9:15hs. Cielo despejado, nubes esporádicas por aquí y por allá y el sonido de un camión a lo lejos.
–Permiso –se escucha una voz desde la puerta. Solo algunos alumnos voltean la cabeza, el resto ya está acostumbrado o es simplemente indiferente– Profesor, ¿podemos pasar cinco minutitos para hablar sobre el conflicto Kraft-Terrabusi?
¡El diminutivo! Claro, pasen chicos, pasen, ¿cómo no los va a dejar pasar el profesor? Esto es la UBA muchachos, libertad, bla bla bla. Así empieza la charla, a la cual le presto muy poca atención, ya estoy acostumbrado, desde la semana pasada que vienen hablando de lo mismo y el resto lo vi en la televisión, lo leí en los diarios, la pared de la esquina e Internet. Para no perder el tiempo observo las caras de mis compañeros: muy pocos están prestando atención, la mayoría o charla o duerme hasta que salta algo que nos llama la atención a todos.
–Y por eso vamos a pasar esta caja para que donen plata para el fondo de huelga. Sin embargo queremos proponerles algo más, como venimos haciendo en los otros cursos. Estamos llamando a clases públicas, que se van a dar en la calle en cinco minutos si quieren bajar. Les proponemos que voten y decidan qué quieren hacer y…
El profesor, indignado pero con elegancia, interrumpe. Y claro que va a interrumpir, si nadie le avisó que iban a proponer algo así.
A todo esto le sigue una discusión bastante tranquila que dura otros cinco minutos para que luego los del CEFyL se vayan y el docente nos de una charla breve pero profunda acerca de los medios de protesta y demás.
Ahora, pensando en frío y luego de ver cómo son las clases públicas, a las cuales, valga acotar, terminamos por no ir (al menos en Sociedad y Estado), saqué algunas conclusiones:
1) No se puede pasar una caja de colecta de fondo de huelga en medio de una clase porque todos te están mirando fijo y para no colaborar tenés que poner la cara de poker más grande del mundo. En todo caso, avisen que la van a dejar en el pasillo y ¡cuenten para qué son los fondos! Si no, ni loco colaboro.
2) Si van a proponer la toma de la facultad y la sublevación del cuerpo docente y estudiantil, avisen de antemano. Así nos ahorran a todos un mal rato.
3) Originalmente, la toma de la facultad pública se daba por una sencilla razón: la policía tiene prohibido entrar, por lo que se convierte en el lugar más seguro para un debate o la toma de una decisión (o ambas). Hoy en día se toma la facultad por cualquier cosa y eso, está mal.
4) Está bien, todos tenemos derecho a protestar y bla bla bla, pero si por cada nimiedad que sucede vamos a cortar la calle y o hacer un paro entonces el día que pase algo serio (como fue la represión que ejerció la policía contra los trabajadores de Kraft-Terrabusi la semana pasada), nadie nos va a tomar en serio cuando cortemos la calle y pongamos un par de pupitres para tomar una cerveza
5) Para concluir: ¡¡¡detesto que no tengan cigarrillos Camel en el kiosco!!!